Cristian Quiroz Reyes
Una de las quejas altamente compartida por la ciudadanía es la excesiva desigualdad entre las dietas parlamentarias y el promedio salarial. En efecto, cuesta comprender que los congresistas chilenos sean los mejores pagados en Latinoamérica (CLAPES UC, 2018) e inclusive cuando la Unión Inter Parlamentaria Mundial realizó su estudio del año 2013 sobre montos de las dietas parlamentarias estableció que el promedio de ingresos mensuales de una dieta de los legisladores correspondía al 21% de la dieta de los legisladores chilenos, o sea, la dieta de un parlamentario en Chile supera en 4,7 veces al promedio mundial (PNUD, 2016).
La rebaja de la dieta es una decisión política que lleva seis años discutiéndose en el congreso, al no existir voluntad para resolverla, recientemente aprobaron trasladar la discusión sobre el monto de la remuneración de ministros y de la dieta parlamentaria desde el legislativo al Consejo de Alta Dirección Pública (ADP), el que podría tener ciertos con conflictos de intereses
para asumir la tarea encomendada. Primero, el presidente del Consejo de ADP y director del Servicio Civil señaló que en promedio los directivos de primer nivel jerárquico reciben una remuneración de 7,2 millones de pesos brutos y que existen 21 casos en que las remuneraciones fluctúan entre los 8,5 y 9 millones de pesos, por lo que el precedente de rebajar dietas tendría efectos en la nivelación de las remuneraciones de dichos directivos, “pudiendo provocar una fuga de personal calificado”. Por de pronto el propio director del Servicio Civil percibió una remuneración bruta de $6.305.774.- en febrero de 2020 y de $9.826.985.- en marzo de este año. Vale decir, la propia remuneración de dicho funcionario se podría ver afectada por la rebaja en la dieta y especialmente por el porcentaje de su sueldo respecto del que se je para los ministros de Estado.
Segundo, algunos han querido hacernos creer que el Consejo de ADP es un organismo sólo técnico, con total prescindencia política, casi celestial, que estaría por sobre el bien y el mal. Y ese es un error. En efecto el presidente del consejo es un funcionario de exclusiva confianza
designado por el Presidente de la República. Mientras que los consejeros y consejeras son propuestos por el presidente de la República con acuerdo del senado, vale decir también tienen una generación política. De los cuatro miembros del Consejo de ADP, uno es militante RN y ex subsecretario del actual gobierno, una militante DC, una directiva del Instituto Libertad y Desarrollo (vinculado a la derecha), en tanto el presidente del consejo y director del Servicio Civil fue subdirector en el mismo organismo en el anterior gobierno de Piñera. Tal vez tengan los méritos y la consistencia curricular para integrar el consejo, pero ello no impide pensar en que no existirá prescindencia partidista e injerencia de parlamentarios y del propio gobierno al momento de proponer el modelo de dietas.
La legitimidad de los congresistas no pasa sólo por la rebaja de sus ingresos, sino también por sus formas de trabajo, la cantidad, calidad y oportunidad del mismo, además de la transparencia, pero por sobre todo por la contribución concreta que puedan realizar para disminuir los escandalosos niveles de desigualdad enclavados en Chile.
Publicado en diario La Discusión, 12 de mayo de 2020.