Chillán necesita enfrentar los problemas asociados a su expansión. Dentro de ellos, la conectividad vial y el ordenamiento del transporte público, motivaron en 2006 la búsqueda conjunta por parte de la Municipalidad de Chillán y la Seremi de Transportes del “plan maestro de transporte” cuya puesta en marcha hemos vivenciado sin que dé cuenta de diagnósticos participativos ni responder a las demandas expresadas por los usuarios durante años.
Pese a intentar cubrir las necesidades de Chillán, podemos advertir al menos tres errores fundamentales. Primero: El sentido de toda política pública es responder a un problema público. Quien otorga esa condición es la ciudadanía, en este caso los usuarios, quienes no estuvieron en la definición, diseño de recorridos ni ubicación de paraderos.
Segundo: Chillán y Chillán Viejo son dos comunas que dan vida a una sola ciudad. Esta conurbación requiere políticas integradas en diversas materias, como los recorridos y flujos permanentes entre ambas comunas. La ausencia de este enfoque de integración demandará correcciones en breve plazo.
Tercero: Falta de información y de socialización. La decisión no fue comunicada masivamente hasta sólo un día antes de la puesta en marcha a través de volantes. Hubiese sido deseable campañas informativas de los nuevos recorridos con anticipación y por medios masivos, asegurando el conocimiento de las medidas en la población que merece estar informada, más aún cuando se siente excluida y perjudicada.
En resumen, estamos frente a un plan necesario, pero que surge con errores de diseño e implementación. El llamado debe ser a la responsabilidad, autocrítica y humildad del alcalde y del seremi de Transportes, a asumir este periodo como una marcha blanca sujeta a modificaciones, a las que debe sumarse la comunidad usuaria, para dotar a estas medidas de participación, legitimidad, pertinencia y por tanto de efectividad.
Cristian Quiroz Reyes, Consejero Regional por Ñuble | Publicada en 2005, La Discusión
